miércoles, 10 de febrero de 2010

Comunicado de Apoyo a la Huelga general en la Sierra de Cádiz el 9 de Febrero

Izquierda Anticapitalista Andalucía

El Sindicato de Obreros del Campo-Sindicato Andaluz de Trabajadores (SOC-SAT) ha convocado para el 9 de Febrero una Huelga General en la comarca de la Sierra de Cádiz APRA luchar contra la crisis capitalista. Izquierda Anticapitalista de Andalucía se suma al llamamiento de la huelga y apoya las legítimas reivindicaciones que sustentan la misma. Muchas son las razones que hacían urgente y necesaria esta huelga en la comarca: 32.266 parados en la comarca, un 39% de la población activa en paro. Eso es casi la mitad de su población. En algunos pueblos la cifra llega al 47% como en Puerto Serrano o el 43% de Villamartín. El drama que se está viviendo en esos pueblos tiene tintes de tragedia: la mayoría son familias enteras que no tienen ningún sueldo con el que vivir, con ayudas irrisorias, acosados por facturas que no pueden pagar, esperando largas horas en las colas del INEM o del Ayuntamiento al que pedían no sólo trabajo sino comida… La crisis económica golpea con más fuerza en esta comarca porque su modelo productivo de vida se ha visto afectado por las salvajes políticas neoliberales decididas fuera de la comarca: las distintas reformas europeas de la PAC han ido desmantelando el cultivo agrícola como la remolacha y el algodón sin ser sustituidos por otros cultivos, la ganadería tradicional se muere porque no puede competir con la industrialización del sector, es deficitaria y no tiene casi ayudas…

Pero este drama no es ajeno al resto de los pueblos en Andalucía. Con la crisis miles de personas que vivían de la construcción volvieron a sus pueblos en busca de trabajo. Y se encontraron con que la mezcla de las políticas neoliberales de la Unión Europea y la competencia de los mercados más baratos de Marruecos han reducido el cultivo agrario. El campo andaluz se muere porque no puede competir en un mercado globalizado. La mercancía de otros sitios es más barata porque más barata es la mano de obra. Sin el campo, ni la ganadería cientos de personas se ven obligadas a abandonar sus pueblos o a buscarse la vida de mala forma o de cualquier manera… Ante la falta de trabajo algunos salen a cazar o a recoger las aceitunas que han quedado en el suelo tras la recogida, o a buscar tomillo, espárragos, tagarninas, setas, caracoles, cardillos… y ¡son denunciados y multados por la administración! Denunciamos a la administración que penaliza a quien peor lo está pasando llevada por el modelo de privatización y parcelación del campo (al estilo de los servicios públicos) impidiendo el desarrollo natural de las personas y su supervivencia. En algunos pueblos la situación se complica y es aún más explosiva: los trabajadores autóctonos se ven compitiendo con los inmigrantes que vienen a buscarse al vida. La guerra de pobres contra pobres.

Andalucía vive uno de los mayores índices de paro con más de un millón de parados porque su economía es muy dependiente de ayudas y altamente deficitaria. El modelo productivo andaluz de crecimiento depende excesivamente de la economía de servicios para el turismo de calidad, con el crecimiento de campos de golf, que derrochan recursos hídricos donde no los hay, en la construcción de viviendas de lujo, la especulación urbanística y en una agricultura concentrada en pocas manos, y que está siendo sólo promocionada en su versión intensiva caso de la fresa en Huelva o los invernaderos en Almería, mientras la agricultura y la ganadería tradicionales no se incentivan porque no son eficientes en el mercado. El capitalismo devora el modo de vida de los pueblos andaluces, que ven cómo se pierde no sólo sus recursos naturales sino su acervo colectivo. Andalucía juega en el Estado Español un papel subalterno y la mayoría de las decisiones no se toman en la comunidad. Por ello reclamamos una reforma agraria real y la puesta en práctica de la soberanía alimentaria de los pueblos de Andalucía para que puedan desarrollar sus políticas económicas de supervivencia.

Hace ya muchos meses que la crisis arroja cientos de miles de hombres y mujeres al paro, que se deterioran día a día las condiciones de vida de la población trabajadora: 4.320.000 parados un 18,5%, 400.000 trabajadores afectados por ERES, endeudamiento de las familias a un 143%, empobrecimiento de la renta familiar en un 20%... Las empresas para poder mantener los beneficios ante la bajada de producción por la caída de ventas, achican el costo laboral despidiendo empleados, reduciendo salarios, y sobreexplotando a los empleados que quedan con más cargas de trabajo utilizando el chantaje de la amenaza del paro. Durante este tiempo, la patronal no ha cesado de exigir nuevos sacrificios salariales, ha impedido y frenado la firma de acuerdos colectivos y pide una reforma laboral que flexibilice más el mercado laboral abaratando el despido y cambiando la negociación colectiva. Es evidente que la Patronal se ha aprovechado de la crisis para quitar derechos a los trabajadores…

Por su parte, la respuesta de nuestros malos gobernantes, aliados del gran capital, el gobierno de Zapatero y de la Junta de Andalucía ha entregado sumas ingentes de dinero público a bancos y multinacionales, 160.000 millones de €, 20% del PIB, para sanear los agujeros negros, mientras regateaba las ayudas sociales, los 420€ de ayuda son ridículos. Las ayudas y los planes anticrisis no sólo eran insuficientes sino que eran aportes económicos para mantener los beneficios de las empresas y bancos, que ya vieron como en años precedentes les bajaban los impuestos. Ahora, el déficit generado por el Estado debido a estas ayudas recae en las espaldas de los trabajadores por doble vía: una la subida de impuestos indirectos, la reforma fiscal regresiva, la otra recortando el gasto social, anunciado hace una semana, de un 14% menos para los servicios públicos como la sanidad, educación, infraestructuras, empleo público…

Vemos ahora cómo la declaraciones del Gobierno de que la crisis no la tenían que pagar los trabajadores era una cortina de humo: su salida de la crisis ha sido encomendarse a aquellos que nos llevaron a ella, subvencionando sus bancos y sus empresas esperando que se reactive la economía, renunciando a fiscalizar sus grandes fortunas, y con medidas claramente antisociales como la propuesta de una nueva reforma laboral en la misma línea que las propuestas de la patronal, y la apuesta por retrasar la edad de jubilación a los 67 años. La factura de la crisis ya la están pagando los trabajadores con el consiguiente coste social evidente: la exclusión social y la condena a la precariedad vital de miles de personas. Las pérdidas se socializan mientras se desmantelan los servicios públicos y las ayudas sociales en beneficio de lo privado. La recuperación se está haciendo sobre las espaldas de los trabajadores y la explotación de los pueblos del sur mientras los poderosos culpables de la crisis salen ilesos y más ricos. En este juego unos pierden siempre y otros siempre ganan. Es un Robin Hood pervertido, o el socialismo para los ricos: se roba a los pobres para dárselo a los ricos.

Éste es la injusta faz del capitalismo: un sistema que basa su funcionamiento en la sobreexplotación de miles de trabajadores para optimizar el beneficio de unos pocos, la competencia exacerbada, la promoción del interés privado individual en detrimento del interés colectivo, y la acumulación frenética de riqueza por un puñado de personas cada vez más pequeño. Pero también la capacidad devoradora del capitalismo por acumular cada vez más beneficios tiene efectos devastadores para la sostenibilidad del planeta que vivimos: la crisis es también ecológica porque la sobreexplotación desmesurada de la naturaleza por producir cada vez más está llevando a poner en riesgo la propia supervivencia del ser humano y la del planeta en sí mismo.

Estamos ante una crisis de civilización. El modelo productivo y social del capitalismo no es sostenible: destruye el planeta, crea pobreza y exclusión social, genera guerras sangrientas, alimenta la xenofobia y el racismo, los extremismos religiosos, agudiza la opresión de las mujeres e incrementa la criminalización de los movimientos sociales por el simple hecho de oponerse a las injusticias. Otro modelo social y ecológico se hace necesario poner de actualidad.

Pero para ello debemos comenzar a salir a las calles a luchar por los derechos que estamos perdiendo y para que la crisis no la paguemos nosotros, sino los que la han provocado. El papel jugado por los sindicatos mayoritarios durante la misma ha sido insuficiente cuando no contraria a los intereses de los trabajadores. Hay muchas razones para convocar una Huelga General a nivel Estatal, los 4 millones de parados, los despidos masivos, la comprobación de que se están aprovechando de la crisis para implementar las contrarreformas neoliberales de recorte de derechos sociales… Pero aún a pesar de todo esto las direcciones de los sindicatos mayoritarios se niegan a convocarla arguyendo que el Gobierno ha apostado por los trabajadores. Por ello, en estos momentos se encuentran negociando una reforma laboral que muy posiblemente elimine más derechos. Su actitud es sencillamente incomprensible.

Por ello, saludamos la iniciativa de lucha del SAT, al igual que la de otros sindicatos que intentan responder a la crisis capitalista mediante la movilización. Dichas iniciativas deberían converger, a corto plazo, en movilizaciones unitarias. Esta huelga es una buena oportunidad para comenzar a subir la escalera de la movilización social para dar una salida colectiva a la crisis por la izquierda y desde abajo. Existe descontento ante la crisis pero no es automática la respuesta en la calle sino se visualiza colectivamente. Animamos a todo el mundo, sea del sindicato u organización, movimiento que sea, a sumarse a la huelga con la perspectiva de la mayor unidad en la lucha posible. Es necesario unirse a todos los sectores sociales golpeados por la crisis y construir juntos un espacio que vaya contra las lógicas perversas del capital. El modelo de huelga general comarcal se puede y se debe extender a toda Andalucía y al resto del Estado en forma de Huelga General porque es más necesario que nunca poner de manifiesto la fuerza de los trabajadores para defender nuestros derechos. No podemos confiar en un gobierno liberal que aplica reformas antisociales, ni en un patronal que sólo defiende sus miserables intereses. Debemos confiar en nuestra autoorganización si queremos cambiar las cosas.

Hacemos nuestras las reivindicaciones del SAT:
1º. Un PER especial que de trabajo durante 4 meses a todos los parados agrarios y del Régimen General.
2º. Eliminar el requisito de las 35 peonadas para poder cobrar el Subsidio Agrario y la Renta Agraria.
3º. Condonación de la cuota de la Seguridad Social Agraria mientras se esté en paro.
4º. Permiso para poder rebuscar aceituna en toda Andalucía, así como para poder coger tomillo, espárragos, tagarninas, setas, caracoles, cardillos,...sin ser denunciado.
5º. Moratoria en el pago de las hipotecas por vivienda mientras se esté en paro.
6º. Ayudas directas a los pequeños agricultores y cooperativas para que siembren cultivos sociales que generen mano de obra.
7º. Que las pensiones mínimas sean igual al Salario Mínimo Interprofesional.
8º. Plan de formación y de reciclaje profesional para jóvenes y mayores (Escuelas Taller, Casas de Oficio, Talleres de Empleo, Formación Ocupacional...).

...y proponemos un plan de Urgencia social y ecológica frente a la crisis:
* Hay que detener la sangría de puestos de trabajo. Ningún despido más, garantizando el mantenimiento de contratos y salarios mediante cotizaciones patronales y partidas presupuestarias. Por razones económicas y ecológicas, muchas ramas de la producción, el comercio o los servicios deberán ser reorganizadas. ¡Que sea con la participación democrática de asalariados y asalariadas, y desde su permanencia en las empresas!
* Reaparto del trabajo: trabajar menos para trabajar todos. La reforma laboral que necesitamos es la semana de 35 h sin disminución salarial. Por el reparto de todos los trabajos, incluido el trabajo doméstico. Jubilación a los 60 años para que los jóvenes puedan trabajar antes.
* Hay que instaurar un subsidio indefinido de desempleo, parar los desahucios por impago de hipoteca o alquiler, revalorizar salarios y pensiones… Salario mínimo a 1.200 euros. Lejos de privatizar, se trata más que nunca de preservar y desarrollar los servicios públicos – sanidad, enseñanza, vivienda de alquiler asequible… - como factores de cohesión y justicia social. Si en algo debiera invertir el Estado es en un plan ambicioso de obras públicas centradas en la prioridad ecológica.
* ¡Y no caigamos en guerras de pobres contra pobres! No permitamos que el racismo envenene nuestros barrios y la inmigración se convierta en chivo expiatorio del sistema. No aceptemos que la crisis sirva de excusa para relegar los derechos de las mujeres. Sólo la lucha por la igualdad de derechos puede unirnos de verdad.
Nada de eso es posible sin plantearse otra lógica en el reparto de riquezas, sin dotarse de instrumentos potentes para cambiar las cosas.
* El fraude fiscal representa un 25 % del PIB. De los 1.500 contribuyentes que ingresan más de 24 millones de euros al año… ¡sólo 65 declaran pertenecer a esa categoría! ¿Hay acaso algo más urgente que una reforma fiscal progresiva?
* Es necesario arrancar de manos privadas los grandes sectores estratégicos de la economía. Hace falta unificar y nacionalizar la banca en un gran servicio público de crédito y ahorro, bajo control sindical y social. Hay que instaurar igualmente un monopolio público sobre la energía, los transportes, las comunicaciones…

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