Carlos Fernández Liria Rebelión
A no ser que para ilegalizarme se me exija ser, como Alfonso Sastre, el mejor dramaturgo vivo del mundo, no veo motivo alguno para no resultar sospechoso.
Me presento a las elecciones europeas en el número cuatro de la lista de Izquierda Anticapitalista (IA). Obviamente, si elegí integrarme en esa lista y no en Iniciativa Internacionalista-La solidaridad entre los Pueblos (II-SP) fue por razones políticas de fondo atinentes a la procedencia y el itinerario político protagonizado por ambas formaciones. Sin embargo, tras analizar las pruebas aludidas por la Fiscalía y la Abogacía del Estado para la ilegalización de II-SP advierto que cumplo con todos los requisitos para ser ilegalizado y conmigo, por consiguiente, la lista a la que pertenezco.
Vaya por delante mi más absoluta admiración por “el extenso currículum político de Alfonso Sastre” que se arguye como principal prueba para la impugnación. El solo hecho de que su trayectoria política pueda ser aducida como motivo para la ilegalización de una candidatura electoral debería ser prueba evidente de que –en pleno siglo XXI- la dictadura franquista aún no ha perdido nada de su vigor en el Reino de España.
En cuanto a las supuestas conexiones con la izquierda abertzale de Doris Benegas y Ángeles Maestro no encuentro nada en su trayectoria política que no me sea aplicable. Para empezar, el comunicado de mi propia formación política (AI) apoya la “apuesta por el independentismo y la solución negociada de conflictos como el vasco”. Es más, personalmente, he debido de escribir no pocos artículos defendiendo la negociación política con la izquierda abertzale. Yo también he participado en manifestaciones de la izquierda abertzale. Fui colaborador habitual de Egin durante muchos años y he colaborado con Gara no hace demasiado tiempo. Tengo la desgracia de vivir en una dictadura que ha encarcelado a varios amigos míos. Fui testigo presencial de la ignominia del juicio 18/98, en el que amigos muy queridos fueron acusados en falso, varias veces detenidos, sometidos a un calvario judicial que duró nueve años y finalmente condenados a años de cárcel, para resultar ahora absueltos por el Tribunal Supremo tras haber cumplido meses de prisión y haber visto sus vidas destrozadas. Al igual que el Editorial del Gara que la Abogacía del Estado ha presentado como escrito ampliatorio de la demanda contra II-SP, por mi parte también he argumentado públicamente contra las ilegalizaciones de listas electorales y la barbaridad de la Ley de Partidos. Es más, anuncié públicamente mi intención de abstenerme en las últimas elecciones en protesta por la ilegalización de la candidatura de la izquierda abertzale. En cambio, yo creo que hay muchos asesinatos que no he condenado. Es verdad que no firmé el escrito avalando la candidatura de II-SP, pero si no lo hice fue porque quien lo había redactado había cometido la torpeza (que en cambio no cometió IA) de no limitarse a pedir tan solo el apoyo a su derecho de presentarse a las elecciones, sino que, al mismo tiempo, se pedía al firmante hacer suyo el proyecto político de II-SP (lo que, desde luego, no es lo mismo). Por lo visto, IU ha pedido a algunos concejales que habían avalado la lista que le retiren ahora su apoyo. Por mi parte, en este mismo momento expreso mi apoyo al derecho de II-SP a presentarse a las elecciones.
Siguiendo la lógica de la Abogacía del Estado, es de suponer que lo dicho sea motivo suficiente para ilegalizar mi lista electoral. A no ser que para ilegalizarme se me exija ser también, como Alfonso Sastre, el mejor dramaturgo vivo del mundo, no veo motivo alguno para no resultar sospechoso.
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